domingo, 26 de mayo de 2013

EN RESPUESTA A MIS CARTAS DE PÉSAME (HOMENAJE A JARDIEL PONCELA)


         Muy señores míos:

           Hace ya varios días que fallecí en aquel hospital tan aburrido entre los bostezos de mi gente y el fastidio del personal sanitario, porque yo hasta para morir he sido bastante impertinente.

         Desde ese triste momento mi familia ha tenido que soportar la lectura de sus cartas de pésame, todas igualmente aburridas y engañosas.

            En ellas hacen mención a mi “terrible fallecimiento”. ¿Cómo es posible que consideren que mi muerte ha sido terrible? Mi esposa respiró aliviada cuando el médico le comunicó que aquel era mi último aliento. Y mis hijos le preguntaron una y otra vez si mi muerte era real. ¡No se lo creían! ¡Llevaban demasiado tiempo esperándolo!

           Así que cuando ustedes les hablan de “aliviar su perdida”, ellos piensan en aumentar sus beneficios, algo que, por otra parte, han aprendido con mi sólido ejemplo. Y si aluden a los “difíciles momentos que atraviesan”, ellos no pueden evitar imaginar lo fácilmente que van a trascurrir sus vidas sin soportar mis arrebatos de cólera y mis humillaciones.

           Yo nunca he sido “honorable” ni “respetable” tal como ustedes mencionan en sus cartas. He sido deshonesto, cínico e interesado. He estafado a todos, pobres y ricos, sin ningún remordimiento. Por eso ahora mis hijos no logran imaginar qué hacer con tanto dinero.

         Dejen ya de una vez de enviar cartas de condolencia. Nadie me ha querido y yo no he querido a nadie. Y ahora mismo soy muy feliz en compañía de mi perro Rodolfo al que había perdido hacía dos años. ¡Le añoraba tanto! Mi querido Rodolfo siempre fue el único ser por el que yo habría dado mi vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario