Muy señores míos:
Hace ya varios días que fallecí en
aquel hospital tan aburrido entre los bostezos de mi gente y el fastidio del
personal sanitario, porque yo hasta para morir he sido bastante impertinente.
Desde ese triste momento mi familia ha
tenido que soportar la lectura de sus cartas de pésame, todas igualmente
aburridas y engañosas.