sábado, 23 de junio de 2012

AUTORRETRATO


No me gusto, pero me comprendo y, a veces, hasta me perdono.

Reflexiono siempre profunda e intensamente hasta que un impulso inesperado rompe todo lo previsto.
Hubiera preferido ser una chica mala, pero soy fiel hasta el hartazgo.
Lo mejor que he hecho en la vida se llama Paloma y tiene los ojos azules. Y lo peor…,eso mejor me lo callo para no ofender a nadie.
Todos los días me arrepiento de algo, de lo que he dicho o no he dicho, de lo que he hecho o no he hecho.

Soy muy exigente conmigo misma, procuro no serlo con los demás pero me resulta tan difícil…
No me gustan los cambios, prefiero la monotonía conocida a la aventura desconocida.
Siempre espero que el día de mañana sea mejor que el de hoy.
El vaso no está medio lleno ni medio vacío, el vaso hay que llenarlo. Últimamente me cuesta llenarlo.
Cuando alabo a alguien, lo hago de corazón. No soporto a los que piensan que una palabra de halago nunca es sincera.
Me gustaría recuperar a esa amiga que perdí porque el paso del tiempo la volvió insociable. Y me gustó mucho perder a la amiga que nunca me quiso.
Nunca he destacado, siempre he sido menos inteligente, menos guapa, menos simpática que los demás. Pero no me ha importado, competir me da fatiga.
No perdono la falta de compasión.
Soy muy dura con aquellos que murmuran de los demás: infelices deslenguados que no aportan nada a nadie.
No soy rencorosa, mi falta de memoria me lo impide.
Odio las discusiones, soy capaz de asentir para evitarlas.

Me gusta hacerme querer para después, dejarme querer.
Mi familia está por encima de todo y mi libertad, por tanto, por debajo.
No soporto las separaciones, quiero siempre tener a mi familia y a mis amigos lo más a mano posible.
Una amiga me dijo una vez que mi predilección por los dibujos de ventanas y puertas reflejaba mi miedo a perder el cariño de los demás. No se lo negué.
Dos veces me han despedido, con mucha cortesía y con buena indemnización. La sensación de menosprecio me dura todavía.
No me importa cumplir años, una arruga, un dolor, una herida más o menos no son graves. Pero me niego a que mi gente envejezca y se aleje de mí.
Únicamente mi mano está a la derecha. Sigo esperando un mundo en que la riqueza se reparta.
La política no me aburre. No creo que todos los políticos sean malos, sino que los mejores no suelen gobernar.
La economía en cambio me produce hastío. No entiendo los términos, tampoco me interesan. Sólo percibo que hay gente demasiado pobre y gente demasiado rica.
Tengo una única casa, ya vieja, un único coche, ya viejo, lo necesario para vivir con la comodidad precisa y un ahorrador compulsivo, al que yo muy sutilmente incito a despilfarrar con discreción.
Y soy a veces romántica y otras veces fría, a veces habladora y otras veces muy callada, a veces risueña y otras veces taciturna, a veces buena y otras veces mala. Soy, en fin, como el común de las personas…
















                               

               

No hay comentarios:

Publicar un comentario