martes, 16 de octubre de 2012

PREFERIRÍA

Preferiría no haber conocido a mis suegros. Nunca me había sentido tan rechazada. Todo lo que otros consideraban virtudes, eran para ellos enormes defectos.
Preferiría no madrugar. No hay nada tan agradable como disfrutar del silencio de la noche y levantarse con los ruidos del día.
Preferiría no haber parido con dolor. Me hubiera gustado la epidural y un médico más agradable. Mejor aún, que hubiese parido el médico.
Preferiría no hablar de recetas de cocina como si mi genética me obligase a ello. El mejor pasatiempo de una mujer no es servir comida.
Preferiría no quitar el polvo. Ninguna de las gamuzas y plumeros mágicos lo convierten en fantástico ni fascinante.
Preferiría no tratar con ningún jefe. Aunque algunos son agradables, no dejan de hacerte sentir como una obediente sierva.
Preferiría no hablar de economía. Es una ciencia que no entiendo y que percibo como un método para engañar a la gente.
Preferiría no hablar por teléfono. Prefiero mirar los ojos de la persona que habla conmigo.
Preferiría no leer las instrucciones. Cuando ya has logrado memorizarlas, el aparato es ya viejo y tienes que cambiarlo.
Preferiría no mirarme al espejo. O quizá que el espejo no me mirase a mí.

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